La sexualidad es uno de los aspectos decisivos de la vida humana y, sin embargo, sólo durante los últimos decenios se ha emprendido un estudio riguroso sobre esta materia. Es más, incluso algunos fenómenos biológicos fundamentales ligados al sexo, y en apariencia obvios, han sido objeto de muy diversos equívocos. En todas las sociedades existen concepciones al respecto de la sexualidad que se ajustan a un esquema basado en "el orden natural de las cosas" o en lo "natural". Pero a la luz de los estudios antropológicos sobre la sexualidad es importante resaltar que no todas las culturas están de acuerdo sobre lo que es "natural". Por ejemplo: es bien conocido el rechazo que la cultura occidental tiene por la poligamia, mientras que para otras culturas no sólo resulta natural que un hombre tenga más de una esposa, sino que eso es lo que realmente se espera de él.
Posiciones coitales, quién no ha escuchado hablar del Kamasutra y del Ananga Ranga.
En conceptos tan comunes como la menstruación y la maternidad, al menos en 12 grupos sociales del mundo existe la creencia de que la menstruación proviene de la relación sexual; tal afirmación puede explicarse por el hecho de que la mayoría de las mujeres de estos pueblos se casan o mantienen relaciones sexuales antes de la pubertad. En la imagen de arriba podemos ver mujeres judías en la Mikvah; baño ritual que se realizaba para purificarse durante el período, ya que se consideraba a las mujeres menstruantes como impuras durante siete días a partir del inicio del período. El cristianismo cambió el concepto de contaminación ritual por el de pecado personal: el baño dejaba de ser necesario.
Veamos algunos ejemplos más:
Las teorías acerca del nacimiento de los bebés son asimismo muy variopintas: muchos pueblos del Pacífico niegan tradicionalmente que la participación del varón sea necesaria para la procreación. Los Buka de las islas Salomón (Este de Papua Nueva Guinea, en el Pacífico sur) creen que el recién nacido se forma a partir de la sangre de la madre, sin que el semen sean un factor decisivo, aunque consideran que la penetración desencadena el fenómeno. Muchos pueblos piensan que la concepción exige más de una cópula. Los Yanomamo, habitantes del Amazonas, creen que para que un niño crezca fuerte la mujer debe copular con varios hombres durante el embarazo. Por el contrario los indios Mam de Guatemala consideran adultera a una mujer que ha copulado con regularidad con su marido durante dos o tres años y no ha quedado embarazada, pues creen que la relación sexual con más de un hombre impide la fecundación. Todos estos casos nos hacen sonreír, en parte porque son del todo ajenos a nuestra cultura. Pero, todavía existe la convicción mantenida a lo largo de la mayor parte de la historia del mundo occidental (y que sólo ha sido desterrada por las gentes con mayor nivel cultural en el transcurso de los últimos 200 años) de que la mujer era sencillamente el invernadero donde la semilla del hombre crecía hasta convertirse en un bebé.
Fíjate en el mapa siguiente y te percatarás de que no todas las culturas del planeta han pensado lo mismo respecto a la procreación, la menstruación y la concepción:
Si comparamos los órganos sexuales de los humanos con los de otros primates encontramos sutiles diferencias:
Los órganos sexuales femeninos difieren en diversas maneras de otros mamíferos. Así, en los monos del Nuevo Mundo, el clítoris es relativamente grande. En particular, el mono araña posee un clítoris tan largo que se asemeja a un pene y (al menos, a ojo de observador humano) resulta difícil distinguir entre los machos y las hembras.
"El origen del mundo", de Gustave Courbet, 1/2 del XIX
Entre todos estos primates, sólo el ser humano posee un auténtico himen. A pesar de que su función precisa o la ventaja que pueda suponer desde el punto de vista evolutivo no está del todo clara, para numerosos grupos sociales un himen intacto tiene un significado que no guarda proporción con su utilidad biológica. En términos generales, la abertura vaginal en las hembras de los primates no humanos está situada más lejos del ano que en la mujer. En ella, la posición parece ser el resultado de las modificaciones experimentadas por el cuerpo después de haber adoptado la posición erguida, todo lo cual ha hecho que el coito frontal sea el más frecuente. La anatomía sexual del ser humano es tan similar a la del resto de los primates que el repertorio de técnicas sexuales de ambos grupos es prácticamente el mismo.
Magnífico vídeo sobre el aparato genital femenino, muy aclarador.
Respecto de los órganos sexuales masculinos sabemos que son semejantes a los del resto de los mamíferos machos, en particular los primates. En éstos el pene cuelga libremente y no está sujeto al vientre, como ocurre en otros mamíferos. El pene del hombre, junto con el de los tarseros y algunos monos del Nuevo Mundo, se distingue del de la generalidad de los primates por carecer de hueso peneal (se ignora si algunos de los antepasados del hombre, como el Homo Erectus o el Australopitecus lo poseían o no). En los gorilas, este hueso mide unos 2 cm de longitud y 1 cm de diámetro y es frecuente entre los mamíferos en general, tales como las musarañas, erizos, roedores, ballenas y murciélagos. Fíjate en esta antigua figura egipcia de la derecha que nos Indica que los egipcios también pensaban, como muchos otros pueblos, que el tamaño del pene era un factor muy importante en la procreación. Hoy en día pensamos que su tamaño tiene una importancia relativa.
Vídeo sobre el aparato genital masculino.
La cultura china no se libra de la represión moral en materia sexual. Aunque históricamente fueron más abiertos, el único museo de esta materia que existe en China y se encuentra en Shangai, manifiesta las dificultades que existen para su estudio y divulgación en la China post-Mao. Mirad el enlace siguiente o leed el pdf en el enlace:
http://blogs.publico.es/libre/2011/08/28/juguetes-sexuales-en-la-china-imperial/