Historia de las mujeres en la Edad Media


La Edad Media fue profundamente misógina. La mujer como clase sufrirá las penalidades de su sometimiento al hombre que se basa en el mensaje bíblico que predomina en un mundo teocéntrico: el cristianismo achaca a la mujer todas las penalidades de la existencia, pues ella fue la causa del pecado original, de la expulsión del paraíso y de todos los males que cayeron sobre la humanidad desde entonces. Este mensaje fácil acrecentó el dominio másculino sobre las mujeres y lo que es más terrible las culpabilizó hasta el punto de interiorizar el mensaje y perpetuarlo generación tras generación. Aún con todo, la historiografía moderna empieza a sacar a la luz historias de mujeres que lucharon por romper el designio divino, incluso hasta la muerte.



La mujer, encarnación de todo lo bueno y lo malo en la Edad Media 

Durante la Edad Media, las mujeres seguirán buscando proteger sus intereses por medio de la iglesia; ellas eran, a menudo, sus primeros conversos. En un principio eran atraídas por su defensa de la igualdad espiritual, de la monogamia, del perdón por el adulterio y también por su hostilidad hacia el divorcio. Además el clero en su interés por recibir limosnas, defendía el derecho de las mujeres a hacer testamento, y se erigió en defensor de viudas y huérfanos. Aunque los ataques a las esposas de los clérigos y a las mujeres que predicaban eran frecuentes, la religión ofrecía a las mujeres un refugio legitimo fuera del matrimonio que no tenían los paganos.
La Edad Media fue una época de fuerte misoginia. El sometimiento de las mujeres a los hombre fue feroz como demuestra esa imagen donde el marido hace valer su derecho para golpear a su mujer. Hoy sabemos que es un problema no erradicado todavía.
El desarrollo del amor cortés en la Baja Edad Media preparará el camino para la libre elección de pareja, se acabará con el tiempo los matrimonios concertados en occidente.































Aunque raramente eran madres antes de los veinte años, muchas reinas medievales se casaban entre los diez y los catorce años. Blanca de Castilla, por ejemplo, se unió en matrimonio a Luís VIII de Francia a los doce, tuvo su primer hijo a los diecinueve y doce hijos más antes de cumplir los cuarenta. La "buena" esposa era la mujer fértil. Algunas, reconociendo "el valor político del embarazo evidente", adoptaron la costumbre de hacer alarde de su vientre.
Los ritos del matrimonio y de la ceremonia de sumisión del vasallo al señor feudal eran extraordinariamente similares, ambos ponían énfasis en la necesidad de la jerarquía y del orden. De esta forma la Iglesia trataba de proteger a los hombres del dominio de las mujeres.
La antigua idea de la insaciabilidad sexual de las mujeres se mantenía. Se determinó que la masturbación masculina merecía diez días de penitencia, mientras que la femenina se castigaba con un año de penitencia, ya que permitía a las mujeres eludir sus obligaciones hacia los hombres y evitaba la procreación.
San Bernardino de Siena (nació el 8 de septiembre de 1380 y murió el 20 de mayo de 1444. Fue un predicador italiano, un misionero franciscano) reprendía a los maridos por utilizar medios "contra la naturaleza y contra la manera propia del matrimonio", pero reservó sus comentarios más feroces para las esposas:
"Y digo esto a las mujeres que son culpables de que los hijos que han concebido sean destruidos, aún peor, a las que también están entre las que arreglan el no poder concebir; y si han concebido, los destruyen en su cuerpo. Vosotras (a quienes esto concierna me dirijo) sois más malvadas que cualquier asesino... Oh, malditas por Dios, ¿cuándo haréis penitencia? ¿Es que no veis que vosotras, como el sodomita, sois causantes del encogimiento del mundo? Entre vosotras y él no existe ninguna diferencia".

Este otro texto incide en la facultad de concebir de las mujeres:

“Como las mujeres son por naturaleza más frágiles que los hombres, están también más frecuentemente sujetas a indisposiciones, especialmente en los órganos empeñados en los deberes queridos por la naturaleza. Como tales órganos están colocados en partes íntimas, las mujeres, por pudor y por innata reserva, no se atreven a revelar a un médico hombre los sufrimientos procurados por estas indisposiciones. Así, la compasión por esta desgracia suya y, sobre todo, la petición de una noble dama me han inducido a examinar de modo más profundo las indisposiciones que afectan más frecuentemente al sexo femenino.
Así pues, como las mujeres no tienen calor suficiente para secar el exceso de humores malos que se forman cotidianamente en ellas, y como su innata fragilidad no las permite soportar el esfuerzo de expelerlos naturalmente a través del sudor, como hacen los hombres, entonces la naturaleza misma, a falta de calor, las ha asignado una forma especial de purificación, o sea la menstruación, que la gente comúnmente llama “las flores”. De hecho, como los árboles sin flores no producen frutos, así las mujeres sin sus propias flores están privadas de la facultad de concebir.” (citado por: Bertini, Ferruccio. Trotula la médico. En su: La mujer medieval. Madrid: Alianza, 1989. p. 131.)
Imagen en uno de los libros de medicina de Trótula: Passionibus Mulierum Curandorum
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Frankfurt, 1631. Copperplate engraving. National Library of Medicine. Giulio Casserio (ca. 1552-1616). Anatomista: Odoardo Fialetti. Artista: Adriaan van Spiegel (1578-1625). Curiosamente, varios siglos después de las palabras de Trótula que relaciona la menstruación con "las flores" y la concepción, este grabado perpetua dicha asimilación.
Este fragmento pertenece al prólogo del Passionibus mulierum ante, in et post partum (Las enfermedades de las mujeres antes, durante y después del parto), primer tratado de de ginecología atribuido a una mujer: Trótula de Salerno de quien muy poco se sabe. Vivió, tal vez, en el siglo XI y estuvo ligada a la Escuela Médica de Salerno.

En toda la Europa medieval las mujeres practicaban la medicina y la cirugía con cierta competencia. Trótula y las “damas de Salerno” (las Mulieres salernitanae) ayudaron a que se produjera el renacimiento médico que marcó el fin del oscurantismo y un renovado interés por la ciencia de los antiguos griegos. Estas mujeres adquirieron fama como médicas y estudiosas de la medicina. Trótula fue una de las más reconocidas. La Escuela universitaria de Salerno fue el primer centro médico que no estaba conectado con la Iglesia. Tenía una afamada reputación por sus estudios científicos y prácticos. Allí se empezaron a traducir los textos médicos griegos del árabe al latín. Tuvo gran influencia en el desarrollo de escuelas de medicina en otras partes.















MIRA EL VÍDEO

Recorrido por algunos iconos del Románico y del Gótico dedicados al amor cortés, al placer y al temido pecado carnal. Desde el punto de vista de la iconografía el desnudo no estaba justificado por la moral y sólo tenemos representaciones de Adan y Eva en el paraíso, después de la caída, con actitudes pudorosas. Las representaciones eróticas procedentes de iluminaciones miniadas, siempre están en un contexto moral y sirven a la teología para justificar conductas no permitidas socialmente.

A CONTINUACIÓN TE PROPONGO CONOCER LA BIOGRAFIA DE UNA MUJER EJEMPLAR: Cristina de Pizán


Puedes ampliar conocimientos sobre la época en El amor cortés

1 comentario:

  1. Que increíble ha sido la historia medieval, aunque las mujeres estaban propensas a los maltratos y discriminaciones, eso no le impidió a esta asociación de mujeres médicas avanzar en sus estudios científicos.

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